martes, 22 de abril de 2008

AZUL

Azul, es una excelente pieza de cine eslavo, que trabaja historias íntimas. Sus recursos expresivos van a historias de vida, es decir, maneja la trama desde lo intimista.

Posee una trama desgarradora sobre la verdad, la mentira, la fidelidad y la lealtad, que nos termina por revelar el secreto de que en realidad la que componía no era otra que Juliet, a quien no le importaba la fama ni el dinero.

En general, los momentos tensionantes se definen por la expresividad de éste personaje, quien no duda en darle su casa al futuro hijo de su esposo, un acto de nobleza que no cualquier ser humano haría, en especial yo, y menos después de enterarme de tantos años de infidelidad. Aparte de que era Juliet la del talento, él le “montaba los cachos”. Azul, es una gran ironía de sentires.


Tiene una estética compleja, extremadamente psicologizante que maneja una combinación del sonido y el color. Tiene un tiempo y una estructura no lineal. Pensando en paralelo, es decir, muestra los diferentes personajes en la misma circunstancia, llegando a la convergencia de la trama desde lo que no parecía coherente o relacionarse.

Utiliza un pensamiento aparentemente inconexo, múltiple, que al final resuelve en el entendimiento de la lógica de la película.

Un elemento a resaltar es la conexión de la cadenita que encuentra el joven que presenció el accidente y el momento cuando la protagonista observa la misma en el cuello de la amante de su esposo. Eso nos da un significado emocional de lo que Patrice sentía por ella, pero son cosas que se van fortaleciendo al desarrollo del film, y es algo vital con que juega el director.

Azul, tiene un sonido de lujo que llega a ser perverso por su exquisitez, en este caso la categoría que dominaría a nivel sonoro sería lo sublime. Se apropia del sonido para contarnos la historia del compositor y las magníficas obras de su esposa, y además la utiliza como un recurso narrativo para mostrarnos los momentos de aflicción en que Juliet recordaba a su familia. De ese modo se consigue dar a entender al espectador los momentos de tensión del film.

Predomina la cámara en primer plano, los planos detalle, la perspectiva y el juego con lo opaco y las sombras. El tiempo narrativo es intenso en todo momento, se destacan las apariciones en la piscina, donde nos transmite aparente relajación y soledad a su vez.

La piscina puede llegar a significar la intimidad de Juliet, que cuando decide pedirle prestado el gato a su vecino, se abre al mundo que ella misma cerró, y es allí donde un grupo de niños se lanzan a esa piscina ahora radiante.


Ese simbolismo con el que Kieslowski utiliza sus apariciones en la piscina me parece lleno de significado emocional y psicológico desde el sentir de la protagonista y enriquece mucho la narración.
La fotografía de AZUL está evidentemente muy marcada, y tiene un gran predominio hacia los azules. El trabajo dramático que se realiza con la fotografía es vital en el relato audiovisual, que no termina dejando un final abierto.

En conclusión, me pareció un muy buen film, que me mostró concepciones diferentes del mundo, en el que mi cerebro debió maquinar todos los elementos que aparentemente no eran relevantes, para así mantenerme alerta al desarrollo narrativo, y a diferencia de Juliet que se va a dedicar a “no hacer nada”, creo que ver la trilogía de este gran director es un ejercicio grato y enriquecedor para mi formación y enriquecimiento intelectual, en otras palabras, me abrió los ojos a otra clase de cine.

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